Y en un momento inesperado un cuerpo empieza a moverse, a rondar como sin rumbo entre la gente.

Pero no, tiene un objetivo muy específico. Hacer espacio para lo q esta por ocurrir.

Como una escena de un ritual de algún capítulo de una serie medieval, se van sumando otros cuerpos con el mismo propósito.

Y cuando el momento es el justo, casi cronometrado los empujones empiezan.

Pero no son empujones que buscan riña, son invitadores. Te dicen "soltá el control y metete al pogo".

Y así, danzando al ritmo del punk rock cordobés, se despliega en este fantástico lugar en la tierra un show único e irrepetible.

Porque punkies fuimos y punkies seremos. Stay punk.